HAWKING, EL GRAN DISEÑO
De La República, PER.
Si hasta hace poco Stephen Hawking –el científico británico que lleva casi cinco décadas postrado en una silla sin poder moverse por la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que sufre– sólo podía escribir tres palabras por minuto, hoy podrá construir oraciones en el mismo tiempo. La última versión de la nueva silla que usará le permitirá comunicar sus pensamientos y navegar en Internet por lo menos diez veces más rápido. Y hay más.
Los científicos de Intel, que ya habían construido el soporte que Hawking usó los últimos veinte años, han trabajado con él desde el 2011 para lograr este novísimo artefacto. En principio es similar al anterior: el sensor que tiene en la mejilla es detectado por un sistema infrarrojo montado en sus gafas y eso le permite seleccionar caracteres en un ordenador con las pupilas. Pero es mejor: una aplicación de texto ha mejorado la capacidad del sistema para aprender de los mensajes que el profesor escribe, prediciendo sus próximas palabras.
"En esencia el sistema es similar al de la aplicación para móviles. Aprende de lo que uno ya ha escrito en correos, mensajes o post en redes sociales para anticipar las palabras. En el caso del físico británico, el aprendizaje se hizo incluso con textos que no ha publicado", cita el diario español El País, que estuvo en la presentación en Londres.
Con el nuevo sistema, desarrollado para Hawking, de 72 años, un proceso complicado como cerrar su ventana de comunicación, desplazar el puntero para ejecutar su navegador, moverlo a la barra de búsqueda y escribir los términos de la búsqueda en Internet ya no tienen que hacerse uno por uno sino que ahora todo eso se ejecuta automáticamente con un click.
Ya instalado en su nueva silla, el profesor Hawking ha dicho: "La medicina no ha sido capaz de curarme, por lo que dependo de la tecnología para poder comunicarme y para vivir". En efecto, de no haber sido por la tecnología, las ideas del científico más brillante de estos tiempos se habrían quedado encerradas dentro de su cabeza. Además, es un sistema de respiración artificial al que está conectado todo el tiempo el que le permite mantenerse vivo.
La esclerosis lateral amiotrófica (ELA) es una enfermedad que se origina cuando unas células del sistema nervioso llamadas motoneuronas empiezan a morir. Eso provoca una parálisis muscular progresiva que acaba en la muerte, porque el paciente incluso deja de respirar por sí mismo. Es lo que sufre Hawking desde sus épocas universitarias. La enfermedad se le declaró en 1965, pocos años después de casarse. Su cerebro no ha sufrido daño. Hoy solo puede mover algunos músculos de la cara, los ojos y deglutir.
La silla y plataforma digital que usará de ahora en adelante (llamada ACAT, siglas en inglés de Herramientas de Asistencia Conscientes del Contexto) también le permitirá monitorear varios indicadores de su salud en tiempo real y conectar con lo que hoy se llama 'el Internet de las cosas', es decir usarlo como una especie de control remoto para hacer que muchos dispositivos de su entorno funcionen.
Otra de las innovaciones que tiene la silla es un GPS que permitirá saber dónde está Hawking todo el tiempo y además ubicar los lugares a donde se dirija, el mismo dispositivo que hoy tienen los smartphones. Sin embargo, algo con lo que no ha transado el científico es con cambiar la voz robótica que 'traduce' las cosas que escribe y con la que se ha comunicado con el mundo desde 1988.
Él tiene sus razones y las explicó en la presentación de Londres. "Se ha convertido en la marca de la casa y no la cambiaría por una voz natural con acento británico. Me han dicho que cuando los niños quieren poner voz a su ordenador, eligen la mía", dijo con esa misma voz. Hace un tiempo, cuando le hicieron la propuesta de usar un acento británico para su voz robótica, respondió con ironía que prefería el acento americano "porque le gusta más a las mujeres".
El vicepresidente de Intel, Wen-Hann Wang, hizo un anuncio esperanzador el día de la presentación: "Juntos, hemos creado una experiencia de comunicación superior a todos los niveles, que contribuye a mantener al profesor (Hawking) independiente en su vida diaria, pero también puede llegar a aumentar la independencia de otros afectados". El prototipo será la base para una plataforma abierta a los que investigan la enfermedad y buscan mejorar la vida de quienes sufren de ELA.
La película de su vida
Stephen Hawking no solo es noticia por cómo se comunica con el mundo a través de artefactos tecnológicamente únicos, sino que ahora su vida, dramática pero inspiradora, ha sido llevada a las pantallas. La cinta se llama La teoría de todo y tiene como protagonistas a los actores Eddie Redmayne y Felicity Jones.
El film fue presentado por primera vez en el Festival de Toronto, Canadá, en setiembre pasado y ha tenido su estreno mundial en salas de Estados Unidos en noviembre. Esta semana se presentó en Londres y allí estuvo Stephen Hawking junto a su primera esposa June Wilde y sus hijos Lucy y Timothy. Los actores del filme sabían que cabía la posibilidad de que el científico llegara, pero solo lo creyeron cuando vieron su silla sobre la alfombra roja.
Hawking no es el científico lejano y solitario que uno podría imaginar a causa de la enfermedad que sufre. Hace poco prestó su voz para el último disco de Pink Floyd. Esta vez aceptó de buena gana estar en la presentación de su biopic y grabó su voz para algunos pasajes de la cinta. En el pasado, cuando recién empezaban los síntomas de su mal, tampoco dudó en seguir dictando clases y lo hizo hasta su jubilación el 2009, en Cambridge, su alma mater.
Lo que llamó la atención de los medios en el estreno del filme fue la reconciliación pública con su ex esposa Jane, de quien Hawking se divorció a mediados de los noventa para casarse con Elaine Mason, que fue su enfermera y de la cual también se separó el 2005. Hasta este encuentro Jane había permanecido alejada de los medios y las veces en que hizo declaraciones se refirió en tono inamistoso a su ex marido. Es la primera vez que aparecen juntos y con sus hijos desde que se divorciaron.
En ello también habría influido que Jane es la autora del libro de memorias Viaje al Infinito: Mi vida con Stephen, en el que cuenta pasajes de su relación con el científico, el diagnóstico de su enfermedad y su derrumbe físico, y en el cual está inspirada la cinta. Es la historia de una vida pero también un homenaje al hombre de ciencia que más ha hecho por explicar el origen del universo y el tiempo.
Una inquietud atiza a Hawking: cuando le fue diagnosticada la enfermedad solo le dieron dos o tres años de vida. Ha sobrevivido más que nadie en la historia a la enfermedad y a sus 72 años sigue activo. "Lo supe a los 25 años, todo lo que ha venido después ha sido un regalo", ha dicho. Sabe que en cualquier momento podría no despertar y por eso aprovecha cada día. Viaja mucho e incluso, en 2007, pudo conocer lo que siente un astronauta en el espacio. Una empresa especializada lo llevó en el avión donde se logra la gravedad cero. En las fotos que se conocieron de la experiencia, prácticamente se le ve reír flotando en el aire.
En la actualidad tiene varios artículos listos para ser publicados. Su libro El gran diseño volvió con una afirmación que ya había sugerido en sus anteriores libros: Dios no existe, el universo puede explicarse sin la presencia de Dios. Es ateo y no cree en milagros, aunque se podría afirmar que el hecho de que siga vivo lo es. Ahora Hawking espera que la vida le alcance para viajar al espacio cuando el turismo espacial inicie sus vuelos. (R.M).